El castor y el río

Presa de castores en el río Alhama

La fotografía ha sido tomada en el río Alhama, afluente del Ebro.

No se puede comprender todo lo relacionado con los castores si no se tiene una percepción de lo que es un río.

Le pregunto a la IA que es un río y, esta es su respuesta; Un río es una corriente natural de agua que fluye continuamente por un cauce, desembocando en otro río, un lago o en el mar. Los ríos son parte fundamental del ciclo hidrológico, y su curso puede ser superficial o subterráneo. En definitiva, es la misma respuesta que nos dieron en la escuela hace 55 años cuando estudiaba en la EGB. Lo que ocurre es que los ríos de hace 55 años nada tienen que ver con los ríos actuales. Muchos ya no son corrientes naturales que fluyen continuamente y de manera natural. Tampoco fluyen por un cauce ya que se han transformado en canales. Tampoco desembocan en otros ríos, lagos o al mar. Muchos ya han desaparecido o están a punto de estarlo. Otros son cloacas sin vida. Podría seguir con unas cuantas afecciones más, pero ya es suficiente para entender a donde quiero llegar.

Un río tiene derechos. Derecho a existir y fluir, o no ser contaminado, a su restauración, y a tener representantes legales. Ya hay casos como el río Whanganui en Nueva Zelanda o el Atrato en Colombia.

Cuando digo que un río tiene derecho a existir, lo digo en todo su conjunto. El cauce, la vegetación que lo abraza, con sus avenidas y estiajes. Con todos los seres vivos que dependen de su estado ecológico. Las playas de gravas, los meandros etc.

Fotografía del río Aragón, afluente del Ebro. Un río que aun mantiene un estado aceptable en la calidad del agua y del cauce. No por ello, también sufre del acoso de vertidos incontrolados sobre todo de purines.

Cuando se publicaron artículos sobre la aparición de castores en el río Manzanares, casi se daba por hecho que estos tenían pocas probabilidades de subsistir debido al mal estado de calidad de las aguas, tanto del Manzanares como del Jarama. No es cuestión de falta de recursos, es de sensibilización. Las autoridades competentes parecen estar desconectadas de los ríos. No les duele gastar millones de euros en un circuito de F1 para una carrera al año, Como digo, no es por falta de recursos. (hay disparidad del coste del circuito según fuentes consultadas, por eso no pongo la cantidad).

Luego escuchas comentarios respecto a los ríos de gente muy variada, desde políticos, agricultores, ganaderos, gente de ciudad. Comentarios como: El agua de los ríos que va al mar es agua mal perdida. Los ríos hay que limpiarlos, como siempre se ha hecho. Hay que cortar los árboles de las orillas porque consumen agua.

El libro RENDRE ¨LEAU À LA TERRE (devolver el agua a la tierra) por Baptiste Morizot y Suzanne Husky, nos da una visión casi utópica pero al mismo tiempo, motivadora, de los ríos. Con su permiso, me atrevo a trasladar en este blog algunas de sus cautivadoras reflexiones:

Hay que trabajar colectivamente en los ríos enfermos con técnicas de regeneración, con las manos en la tierra y el corazón en el agua.

Si les damos espacio, los ríos lo dan todo. Sacian la sed del mundo que hemos anhelado de vida humana y no humana.

Devolver el agua a la tierra, devolver el espacio a los ríos, es una manera de fortalecer la resilencia de la vida que nos cobija frente al desierto que se avecina.

Todo esto, por supuesto, con la inestimable ayuda de los castores.